jueves, 20 de mayo de 2010

Obsesión [Capítulo 7]

El viaje en bus me estaba acalambrando todo el cuerpo. Lo único que quería era llegar a algún terminal para estirar mis brazos y piernas. Además estaba demasiado ansiosa como para dormir…

--- Apúrate – le urgió Heidi a Rebeca.
--- ¡Ya voy! – Le respondió – ¡Fanny date prisa!
--- ¡Chicas, creo que encontré un lugar perfecto! – Gritó entusiasmada Pamela.
--- ¡Wow! – Dije sorprendiéndome – ¡Este sí que está bueno!
--- ¡Caroline! – Miré a Pamela con su cara asustada. Levanté una ceja y ella se puso a reír.
--- ¡Ay! – Grité y ella rió fuerte – ¡Debiste advertirme Pame! – La poza no era profunda pero sí me mojé todo el pie.
--- ¡Ja ja ja! – Nos reímos todas.

Armamos las carpas, encendimos una pequeña fogata, Fanny, Rebeca y yo exploramos nuestro alrededor, Heidi y Pamela se quedaron preparando algo para comer.

Los árboles a nuestro alrededor eran de todas clases de verdes, el suelo estaba cubierto de helechos, todo tipo de maleza y musgos. El cielo se mantenía fiel a las nubes del sur. El lago estaba un poco inquieto a causa del viento y muy frío. Cuando comenzó a oscurecer volvimos al campamento. Las chicas habían preparado unos fideos con salsa exquisitos.

--- ¡Vamos! – Le dijo Rebeca a Heidi – Dinos como hicieron los fideos…
--- Claro que no – respondió Heidi – tarea para la carpa: cómo hicieron los fideos las chicas.
--- ¡Ja, ja, ja! – nos reímos todas al unísono.

Cantamos, bailamos, contamos chistes, historias e hicimos varias actuaciones divertidas hasta las dos de la madrugada. Yo dormí tan bien que no sentí la lluvia que comenzaba a caer. Al amanecer vi que la fogata estaba apagada y sin poder encenderla. Con las chicas empezamos a buscar leña seca, fue muy difícil encontrarla.
Desayunamos huevo revuelto con unas tostadas y un poco de café.
Después de tomar desayuno me metí en la carpa para ponerme otro chaleco.

--- Necesito ir al baño – dijo Rebeca.
--- Acá no hay… – dijo Fanny.
--- Lo sé ­– le interrumpió Rebeca
--- Yo te acompaño – me ofrecí.
--- Tendrá que ser por ahí no mas – le dijo Pamela.
--- Caroline, ayúdame a sacar esta frazada – me pidió Heidi.
--- ¿Para qué…? – dijo Fanny con sorpresa.
--- No se sabe quien anda por ahí – contestó Heidi con suspicacia.
--- No creo que haya nadie – le dijo Pamela.
--- Nunca se sabe – se defendió Heidi.
--- Bien… – le dije a Heidi – si dejaras de pisar la frazada podríamos sacarla ¿no crees?
--- Ah… – Heidi se sonrojó.
Yo sostenía la frazada mientras Rebeca hacía sus necesidades cerca de un árbol grueso. Se estaba despejando pero el frío seguía aún más helado… El sonido de que una rama se quebraba llamó mi atención, miré a mí alrededor, lo único que logré ver fue naturaleza. Un calor en la columna vertebral alertó mi sentido del olfato, el oído y la vista. Presentía que algo estaba mal y que debía llegar pronto con las chicas. Otra rama… ¿o era un flash de una cámara?

--- Rebeca, apúrate ­– le urgí.
--- Me falta subirme el cierre y volvemos.

Yo llevé la caminata muy rápido, Rebeca se tropezó varias veces y me preguntaba que por qué estaba tan histérica, yo le respondía que no estaba histérica pero el tono de mi voz me delataba. Lo que más me fastidió en ese momento fue el paso lento de Rebeca, ella siempre era la última en la clase de gimnasia y no sacaba buenas notas en las clases de deportes, deseé poder dejarla ahí sola y seguir más rápido pero reflexioné, ella era mi amiga.

Todo iba mal, mi corazón palpitaba fuerte y sentía un ardor por todas mis extremidades. Sabía que esto ya me había sucedido en ocasiones anteriores, debía irme a casa y no salir de ahí, pero de qué serviría, también estando ahí había tenido esta sensación. No sabía si las chicas vendrían conmigo, enojadas por arruinarles parte de sus vacaciones o se quedarían con un cargo de culpa o haciendo como si nada hubiera ocurrido. La decisión ya estaba tomada pero mi cobardía era más fuerte.

--- ¡Caroline! – gritó Rebeca volviéndome a la realidad. Me volteé para verla pero no estaba, mi respiración se cortó y mis ojos se abrieron como platos. La llamé y no contestó, mis manos transpiraban y mis piernas temblaban. Caminé hacia donde debía de estar Rebeca pero lo único que conseguí fue perderme aún más, ya no sabía en donde estaba el campamento y mucho menos Rebeca.

Estaba perdida…

--- ¡Rebeca! – Grité desesperada – ¡Rebeca! – no hubo respuesta. Tal vez las chicas me estaban escuchando y buscándome o solo me estaban jugando una broma de mal gusto.

Cuando miré hacia delante vi un arbusto moverse, me alegré en un principio porque pensé que era Rebeca pero luego sentí la voz de Rebeca a mis espaldas preguntándome si estaba bien. Sentí que mis pies se desvanecían, sentí el suelo húmedo por la lluvia…


… La vista era hermosa, las olas del mar reventándose contra las rocas, las gaviotas chillando con un sonido tranquilizador, el viento suave y el cielo de un azul profundo nunca antes visto por mis ojos, el sol cálido y resplandeciente y la arena caliente. Mi traje de baño era un bikini verde claro con unos pequeños círculos de colores vivos, mi pelo estaba suelto y se movía levemente por el viento. Pero de pronto todo el paisaje cambió radicalmente. El cielo fue cubierto por unas espesas nubes de color gris oscuro, las cuales se veían amenazadoras, el viento comenzó a ser cada vez más fuerte y mi pelo no me dejaba ver lo que sucedía, el mar se enfureció y de a poco comenzó a subir la marea, de lejos pude ver a Cristian y él a mí también, pero su cara no presentaba ningún interés por mí, él volteó y se marchó. Me puse a llorar y a llamarlo desesperadamente, nada de lo que hacía me resultaba, ni siquiera podía mover mis pies, era algo insoportable. Lentamente mi respiración fue cesando…


Al sentarme todo a mi alrededor dio vueltas, me dio un dolor de cabeza horrible. Me levanté muy despacio para que no se revolviera todo de nuevo. Con gran desconcierto divisé a Rebeca que estaba sentada junto a Fanny y Heidi. Las tres estaban cuchicheando lejos de Pamela quien se encontraba cerca de la fogata. Comencé a caminar hacia Pamela, la cual se volteó al oír mis pasos en el suelo frío y mojado.


PAMELA

Maldición, me tiemblan demasiado las manos. Si la imbécil no hubiera aparecido este otro estúpido…

--- Hola –la voz de Caroline me sobresaltó.
--- Hola –le contesté.
--- Pamela… –dijo indecisa– Lo último que recuerdo es a Rebeca… ¿cómo llegamos hasta aquí?
--- Un joven amable que pasaba por ahí te trajo –le respondí – solo a ti se te ocurre desmayarte cuando no hay nadie cerca de ti.
--- Ah… ¿lo siento? – preguntó incrédula.
--- Tú consigues que un hombre que quizá tiene otras preocupaciones te traiga y lo único que dices es ¿lo siento? Y más encima lo preguntas – todo eso lo dije muy rápido, estaba agitada por la situación. Caroline me quedó mirando con los ojos muy abiertos. Me pareció que no respiraba.
--- Creo que tienes razón…
--- ¿Creo? – la interrumpí.--- ¡OK! –Me gritó con ira– ¡Tienes razón, lo siento, no sé qué más decirte, yo… olvídalo! –giró y fue hacia Rebeca, Heidi y Fanny, éstas estaban mirándonos sin comprender. Yo me quedé callada por toda la tarde.

sábado, 27 de marzo de 2010

Premios


Reglas del premio:
1.Dar las gracias a quien te lo dio
Le agradezco por este premio a romii con su blog http://www.pasionyescritos.blogspot.com/ Esta chica es una de las que me tiene atrapada con su historia
2.Contestar a la siguiente pregunta...
¿Como os gusta que os sorprenda vuestro chico?
Si tuviera un chico, me gustaría que me sorprendiera con un poema hecho por él mismo… aunque no fuera un poeta
3. Regalar a tantos blogs como quieras

Clases

Como ya comenzaron las clases en donde vivo no tendré mucho tiempo para el blog, así que la historia estará un poquito botada, porque los trabajos ya están amontonandose y no quiero que me vaya mal.
Tengo planeado subir el capitulo 7 para el proximo viernes, no estoy segura.
Además aún tengo que escribirlo, es que últimamente mi imaginació no ha fluido como es debido... pero en el caso de mi otro blog, podrán encontrar algunos capitulos nuevos, ya que ese está escrito para un buen rato más.

domingo, 14 de marzo de 2010

Obsesión [Capítulo 6]

Nos separamos despacio y nos miramos a los ojos.

--- Este… – dijo Cristian – ¿Amigos?
--- Amigos – dije con un suspiro.
--- ¿Quieres dar un paseo?
--- Por qué no

Caminamos hasta el auto, yo no quería subirme y tener privacidad, prefería caminar pero también me era difícil ya que nos tomaría demasiado tiempo llegar al parque. Mantuve mis respiraciones profundas para relajarme. El día no puede ser peor me dije mientras olía el aroma de pino que tenía Cristian en su camioneta, los asientos los sentí cómodos y suaves, el manubrio estaba brillante al igual que el resto de la camioneta. No podía parar de criticarme en mi interior, solo quería volver en el pasado. Quería estar en un lugar en el cual el tiempo no nos afectara, un lugar en el cual los malditos problemas no existían, deseaba con todo mi ser poder ser libre, no tener estos absurdos sentimientos que para lo único que sirven son llenarse de ilusiones, deseaba que mamá no hubiera muerto, deseaba que papá no mantuviera ese rencor hacia mí, deseaba que Débora no estuviera con ese tipo, quería ser feliz…

--- Llegamos – su voz me sobresaltó y me regresó a la realidad cruda.
--- Cristian… – me mordí el labio para callarme pero no resultó – no puedo seguir jugando con tus sentimientos y con los míos – dije precipitadamente.
--- ¿A qué te refieres? – preguntó con incredulidad.
--- Me refiero a que no quiero… – ser tu amiga terminé la frase en mi mente.
--- No quieres qué.
--- Quiero ser… – tomé una gran bocanada de aire y continué – tu novia – Cristian me quedó mirando durante un rato, luego desvió su mirada, abrió la puerta de la camioneta, se bajó y me abrió la puerta a mí, lo miré boquiabierta y me bajé. Mi estomago estaba lleno de mariposas revoloteando y mi corazón bombeaba con velocidad. Su delicadeza para tomarme mi mano me derritió entera, casi babeé pero cerré mi boca rápidamente.
--- ¿Estás segura? – su voz era tan suave que no pude contestarle inmediatamente, lo que hizo que él se sintiera inseguro, eso lo deduje porque sus ojos miraban hacia el parque y luego hacia mí.
--- Completamente – y con eso mis labios y los suyos quedaron unidos…


[TERCERA PERSONA]

Caroline fantaseaba con Cristian, se lo imaginaba junto a ella protegiéndola de todo y de todos y haciéndola sentir tan llena de dicha que olvidaba todos sus problemas y se olvidaba que existían otras personas en el mundo, que sólo eran ellos dos…

--- ¡Caroline! – Dan, su padre, la sacó de su ensoñación.
--- ¿¡Qué!? – Contestó enojada por haberla despertado de su sueño.
--- ¡No preparaste la comida! – Mierda Pensó asustada.
--- ¡Lo siento! – Bajó echándose mil maldiciones – La preparo enseguida…
--- ¿¡Para qué!? – Le gritó – ¡Voy a comer a otro lugar que no sea aquí contigo! No sirves para nada – su cara se descompuso, ella soportaba algunas cosas de su padre contra ella, pero esa era una que no soportaba y que siempre le hacía un nudo en la garganta, sus puños se apretaron y su mandíbula también – deberías ser como Débora.
--- Lo siento – dijo en un susurro – Pensé que cenarías en otro lugar, como saliste hoy en la tard…
--- Pues pensaste mal – Vio como su padre se alejaba con su auto marrón.

No puedo creérmelo Se ahogó al pensar en aquello y fue por un vaso de agua.

Tomó el móvil y marco a casa de Heidi, la llamó seis veces seguidas pero nadie le contesto, así que llamó a Pamela, ella estaba ocupada, le estaba ayudando a su mamá a preparar el ensayo para el pastel de bodas de su hermano Rob, llamó a Fanny, le contestó su tía Rosa y le dijo que Fanny había ido al cine con un chico del colegio, y por último llamo a Rebeca, le contestó Mia, la hermanastra de Rebeca.

--- ¿Hola? – contestó Mia.
--- ¿Mia?
--- La misma, quien habla.
--- Soy Caroline, ¿cómo estás?
--- ¡Oh! Bien, Caro, Rebeca fue a ver al médico…
--- ¿Médico? ¿Está mal? – preguntó preocupada.
--- No, no, no te preocupes, solo es un resfriado, todos acá en casa lo tuvimos y ella era la única que le faltaba contagiarse – se rió.
--- Ah…
--- Oye – le interrumpió – que le querías decir, ¿le dejas algún recado?
--- Oh no, todo esta bien – le aseguró – dile que se mejore pronto.
--- De tu parte, Adiós.
--- Adiós – le cortó.

Caroline volvió a quedarse en silencio. Todo le resultaba tan aterrador, estar sola, tener un agujero negro en su corazón… ¿Quién será? Pensó molesta. Fue a abrir y se sorprendió.

--- Qué haces aquí – Preguntó Caroline.
--- Visitarte – le contestó Gastón.
--- Mmm… – Caroline no estaba del todo convencida pero luego lo invitó a pasar.
--- Bonita casa.
--- Gracias ¿quieres tomar algo? – le preguntó amable.
--- No gracias… – se quedó pensando por un segundo y luego le habló – ¿Mañana es el último día de clases?
--- No…
--- Te paso a buscar – Eso no es una pregunta Pensó Caroline – a las siete diez.
--- No, me vendrá a buscar…
--- Ese tipo – le detuvo – Cristian ¿o se llama de otra forma?
--- No… – Caroline se interrumpió la frase. Cállate se dijo.
--- Tu novio – Gastón tenía la cara descompuesta por el resentimiento que sentía hacia Cristian – ¿Crees que hacen una pareja bonita? – la voz de Gastón estaba llena de hostilidad y eso alertó a Caroline. Ella supo que debía detener la situación.
--- ¿Cómo sabes eso? – Preguntó con sospecha.
--- Los chismes vuelan, quien sabe, quizás tu propio amorcito lo esparció.
--- No es así.
--- Como quieras… – se levantó del sofá y se largó.

No logro entender…
subió a trompicones las escaleras y miró por la ventana, se dio cuenta de que el Mercedes Benz Rojo de Gastón seguía aparcado en el negocio del frente, le dio muy mala espina, entonces decidió cerrar las cortinas y apagar la luz.

[PRIMERA PERSONA]

Estaba con sueño y quería descansar pero quería hablar con Cristian, quería que el me abrazara… él era un buen amigo, ahora el es el mejor novio y también amigo.

--- Mejor me duermo… – el sonido de la puerta principal abrirse me inquietó. Fui a ver con cuidado. Escuché risas de una mujer y un hombre… Débora… ¿qué diablos haces con Alex a esta hora…? Encendí la luz, Débora se estaba sacando la camiseta cuando se dio cuenta de que no estaba sola. Los dejaron de reir.
--- Caroline… – dijo impactada – No sabía que tú…
--- Que yo estuviera – le terminé la frase, ella estaba con la boca abierta y Alex estaba incómodo por el simple hecho de que los había descubierto.
--- Debo irme… – dijo Alex disgustado.
--- Claro… – dije – Antes de que te vallas…
--- Qué – me contestó mal humorado.
--- Súbete el cierre del pantalón.
--- ¡Caroline! – me reprochó Débora – No seas así…
--- Tenemos que hablar – le dije – No puede que hayas pensado en hacer esa estupidez, te juro queme decepcionas…
--- Ya, si no es para tanto.
--- Si lo es… – me detuve para recordar las palabras de mamá y poder decírselas, tomé aire y continué – Mamá me dijo… – Pensé, había logrado su atención, Débora me miraba expectante, como si me estuviera suplicando con sus ojos que hablara de nuevo – dijo que te quería… Ella dijo dile a Débora que la quiero y que no haga tonterías… – dije precipitadamente – ¿Te das cuenta que lo que ibas a hacer era una tontería ridícula? – Débora asintió pensativa.
--- Y… – las palabras se asfixiaron en su interior, cerró sus ojos verdes y cayeron gotas de sus ojos, respiró agitadamente y abrió sus ojos – ¿y qué dijo para papá?
--- Dijo que se portara bien y que tenía que cuidarnos…
--- Entonces a él sí se lo dijiste.
--- ¿De dónde sacas eso?
--- Es que él sí se ha portado bien y sí nos cuida…
--- Será que es a ti que te cuida – me lamenté.
--- ¿Y a ti no?
--- No. Me voy a dormir, tengo bastante sueño y hoy ha sido el día más largo de todo el mes… quizá.
--- Está bien, yo también me voy a acostar… ¿dijiste que no te trataba bien?
--- Adiós.


Rebeca no tenía buena cara esta mañana, estaba toda ojerosa, el pelo estaba opaco y los labios estaban resecos, además bostezó toda la clase de lenguaje.

--- Estoy agotada, chicas – dijo Rebeca con voz ronca –. No sé si iré de viaje…
--- ¿¡Qué!? – dijimos al unísono Fanny, Heidi, Pamela y yo.
--- Debes ir – dijo Heidi.
--- Sí – la apoyó Pamela –. Para esa fecha estarás sana como un buey.
--- Sí voy – dijo Rebeca riéndose – las engañe… – estornudó y pidió un pañuelo desechable para sonarse.
--- ¿Ya están listas? – les pregunté.
--- Sí – respondieron con entusiasmo.
--- Entonces el sábado a las siete de la tarde en punto… Fanny ¿a qué hora sale el bus?
--- A las siete y media – respondió firme Fanny.
--- ¿Y para qué juntarnos tan temprano? – se quejó Pamela.
--- Porque alguna llegará tarde – le aseguró Fanny.
--- Entonces el sábado a las siete en el terminar de buses – confirmó Rebeca y todas asentimos.
Hola a tod@s! Lo siento mucho no haber escrito el capítulo 6 de Obsesión, la verdad es que no me he conectado mucho a internet y por ende no me he conectado al mundo de los Blogs. Les pido mis disculpas y les juro que hoy subo el capitulo 6.
También quería contarles que he creado un nuevo blog en donde publicaré casi de todo –quizá–. Bueno, este blog tiene hasta el momento ocho capítulos que son cortos, no les llevará mucho tiempo leerlos. Aquí va el link para que lo visiten y dejen sus comentarios http://midiario-kuki.blogspot.com/.
Otra cosa, el c-box sigue malo, intentaré arreglarlo para su comodidad, no les prometo nada en este caso. Y con esto de que el c-box está malo me ocurrió una talla, se me había olvidado que también podían dejar comentarios sin el c-box y pensé que ya nadie me visitaba, ja ja ja. Bueno eso es todo y mientras tanto siguan comentandome como hasta ahora lo han hecho. GRACIAS

lunes, 22 de febrero de 2010

Obsesión [Capítulo 5]

Habían pasado un a semana desde que me había torcido el tobillo. Ya estaba mucho mejor pero aún no podía correr en educación física, era fome estar sentada todo el rato, no hacía nada en especial y cuando quería alcanzar a alguien en el pasillo tenía que gritarle como si fuera el fin del mundo lo que hacía asustar al que me dirigía. Mis amigas ya estaban acostumbradas a mis gritos.

--- Caroline – Pamela aún no creía que me había caído del caballo. Ella no me creía ni una sola palabra y sabía que algo sucedía.
--- Te digo que me caí del caballo – le expliqué – lo que pasa es que me subí al más chucaro – me reí.
--- Sé que no te caíste de ningún caballo y que me estás escondiendo algo… – Solté un suspiro cuando Heidi nos interrumpió.
--- ¡Hey chicas! ¿Qué hacen?
--- Conversamos…
--- ¡De qué! – Le interrumpió Heidi a Pamela.
--- De la camioneta de Cristian – Pamela me miró de reojo.
--- ¡Oh! – Heidi se sentó en la mesa – Mmm... Caroline… – se mordió el labio pensativa – Deberías hablar con Cristian – sacó de su bolso una cámara digital, la prendió y me la mostró. En una de las fotos estaba Cristian con una chica ¡Y la estaba abrazando! Sentí una especie de cosquilleo en mi estomago, calor por todo mi cuerpo y lágrimas asomándose por mis ojos. Pestañeé con fuerza y tres lágrimas rodaron por mis mejillas, se me salió una risa histérica, las chicas me miraron como si yo estuviera loca o al menos así lo interpreté yo.
--- Ah… Caro ¿estás bien? – Preguntó Heidi preocupada – No debí…
--- ¿Bien? – La interrumpí, luego las palabras salieron atropelladamente – ¡Cómo se te ocurre preguntarme si estoy bien! ¡Claro que lo estoy! Algún día tenía que pasar esto ¿no? Cristian es mi amigo, estoy extremadamente feliz por él y espero que sea muy… – El nudo de la garganta apareció sin previo aviso y las palabras que seguían la frase se ahogaron. Heidi y Pamela me miraron estupefactas por mi reacción – Ah… yo… – suspiré – le de deseo lo mejor.
--- Entonces… te deseo suerte – Pamela miraba hacia la puerta con la boca semiabierta. No le pregunté solo miré.

Me acerqué despacio hacia la mesa que estaba junto a la salida o entrada –como sea– no logré llegar, pasé de largo y mirando en algún lugar. Me dirigí a mi casillero, con mi dedo índice toqué el calendario, lo dirigí a la fecha en que estábamos, miércoles 9 de diciembre 2009, se me hizo un nudo en la garganta y la voz de alguien me sobresaltó.

--- ¿Estás bien? – Preguntó. Su cara mostraba una mezcla de confusión, culpabilidad, ansia, ternura, preocupación… – Yo… debo… darte una explicación…
--- ¿De qué?
--- De… Bueno, es que yo… Pues…
Le corté la frase – ¡Deja de darle vueltas al asunto! – Me miró con sus ojos confundidos y abiertos como platos.
--- Estoy con una… chica – bajó su vista – Perdón por no haberte dicho.
--- ¿Por qué me pides perdón? No necesitas que te disculpe, no hiciste nada malo ¿o si? – Hice una pausa – Aunque sí que debiste habérmelo contado, debí de ser la primera… ¿¡Es que no sabes que yo…!? – ya no pude hablar, temblaba de ira, ¿acaso era rencor lo que sentía por esa chica? Que estupidez… mi corazón latió con fueraza al no abstenerme, me lancé encima de él y le dí un beso apasionado, el cual fue correspondido por un fugaz instante, luego me apartó con violencia y me miró con odio, nunca le había visto así.
--- ¡Basta! – Gritó con furia – ¡Tú sabías lo que yo sentía por ti, aun siento muchas cosas, y ahora que trato de olvidarte porque tus rechazos constantes me dolían mucho! ¿Tú… me besas?
--- Es… ¡TE AMO! – mi respiración era irregular, mi corazón seguía latiendo y peor, mis manos sudaban y sentía un escalofrío en mi espalda – Por favor… – susurré – termina con ella…
--- ¡Basta! – volvió a decir en un susurró – Siempre tú ¿no es así? – lo miré sin entender nada de lo que decía, me percaté que a nuestro alrededor se había acumulado mucha, mucha gente – dejaré de ser tu títere – la palabra títere llamó mi atención por completo.
--- ¿Títere?
--- Sí, me manipulas como quieres pero eso se acabó, ya no más… – comenzó a caminar, su cuerpo me rozó y en un acto instintivo me abracé, se detuvo y se volteó – ¡Ah! Un consejo… no vuelvas a decir que eres mi amiga… – las palabras salían de sus labios con tanta facilidad. ¿Era cierto? Él… ¿se había atrevido a seguir hablando aún cuando medio mundo estaba mirándonos? ¿Era Cristian el que hablaba? – No me busques, que bien que ya abrí los ojos – todos me quedaron mirando, escuche a algunas personas decir ¡fuera, ya se acabó el espectáculo! Eran mis amigas. Lo que más me dolió fue que dijo que ¿ya no era mi amigo? Eso fue como un balde de agua recién sacado del frigorífico, lleno de piedras y espinas también.
--- Vamos… – Rebeca me abrazó por la cintura con suavidad y me dio un leve apretón de aliento, entonces comenzamos a caminar.


Nadie habló nada en mi casa, las chicas y yo estábamos mirando TV cuando entró Débora riendo con su amorcito, ese tipo ya me estaba dando mala espina y quería que mi hermana se alejara de él, sabía que si le decía a Débora lo que pensaba ella creería que yo estaba celosa y no me haría caso además de no hablarme como en un mes.


[TERCERA PERSONA]

¿Por qué lo hice? Soy un tonto, la herí, vi en sus ojos como estaba por dentro, mis palabras fueron como cuchillas recién afiladas, la herí, la herí… se decía Cristian mientras manejaba a casa de Caroline, tenía en mente disculparse y confesarle que no podía separarse de ella, que la amaba, si ella no lo quería no le importaba, prefería tenerla siempre cerca, aunque fuera como amiga.

Un Mercedes Benz rojo lo adelantó y frenó en la puerta de la casa de Caroline, Cristian bajó la velocidad y se estacionó detrás del auto.

--- ¿Y tú quién eres? – Preguntó Gastón.
--- Pues lo mismo me pregunto yo – dijo Cristian.
--- No te interesa
--- Pues tampoco te interesa saber quién soy yo – Contraatacó Cristian.
--- Será mejor que te vayas – Gastón estaba que echaba chispas.
--- ¿Y si no quiero?

Gastón apretó su mandíbula y sus manos se cerraron. Cristian tocó el timbre y al instante abrió la puerta Caroline. Los dos la miraron con gran detenimiento, ella tenía una minifalda color rosa, una polera descotada y bien ajustada a su cintura de color blanco crema, su pelo estaba suelto y sedoso, llevaba unas sandalias con lentejuelas de varios colores y estaba pintada muy sensual. Gastón tenía una mirada de deseo y Cristian tenía una mirada de culpabilidad.

Caroline… Pensaba Cristian Yo… perdón, no sé como pude decirte todo eso… te aseguro que no estaba pensando… esa chica… terminé con ella por ti… tú me lo pediste…

--- Hola Caroline – le dijo Gastón con la sonrisa que a Caroline no le gustaba.
--- Hola… - Caroline miraba asustada a los chicos, no sabía que hacer, sus recuerdos y pensamientos estaban revueltos.
--- Caroline… necesito hablar contigo – Cristian quería patearle el trasero a Gastón pero no lo hacía por Caroline.
--- Ah… ¿Qué es lo que quieren? – Preguntó confundida.
--- Hablar contigo – dijeron al unísono.
--- Ah… – el corazón de Caroline latía con fuerza. Por una parte quería cerrarle la puerta a los dos, pero por otra quería hablar con ambos.

[PRIMERA PERSONA]

No sabía que hacer, quería hablar con los dos pero no me atrevía y la única palabra que me salía era ah…

--- Caroline –dijo Cristian con una expresión llena de arrepentimiento. Yo estaba a punto de llorar.
--- Estoy ocupada, será en otra ocasión – les cerré la puerta. Suspiré y me puse a llorar. Sentí que los dos motores se encendían afuera y se largaban. Tomé un vaso de agua, no me servía, intenté ver televisión pero no funcionó, encendí la radio pero tampoco me distrajo mi CD favorito, el que me había regalado Cristian, no había sido una buena idea ponerlo.

Estaba sola en casa, papá había salido sin avisarme y Débora solo había venido a cambiarse de ropa. Cristian… Suspiré. Me sobresalté al escuchar el timbre nuevamente, me enjugué las lágrimas y fui a abrir.
--- Cristian… – ahora sí que casi estalló mi corazón.
--- Lo que hice no tiene nombre… yo… – hizo una pausa bastante larga, creí que no iba a hablar más y por eso el nudo en mi garganta salió a flote – terminé con ella… por ti… perdóname… – cuando me decía todo eso miraba al suelo, pensé que no quería decirme todo eso… pero cuando levantó la vista lo vi todo… decía la verdad, sus ojos eran verdaderos, tan sinceros que me puse a llorar a mares – Caroline… ¿Estás bien? Perdón, no llores… pídeme lo que quieras pero no llores, por favor – las palabras salían atropelladamente de su boca, lo abracé y él hizo lo mismo.
--- Cristian – pude conseguir apenas, era frustrante oírme sollozando, las palabras se me cortaban, estaba peor que Chilindrina – no… debis… te… terminar con… ella.
--- Tú me lo pediste…
--- Lo siento… – tomé una gran bocanada de aire y dije Te quiero.
--- Yo también – me agarró el mentón, me miró a los ojos, se acercó lentamente a mis labios y me besó…